El dinero virtual es un tema fascinante y en constante evolución. Con la aparición de las criptomonedas y las transacciones digitales en todo el mundo, es sustancial reflexionar sobre los cambios que este nuevo paradigma traerá. Desde la descentralización hasta los bajos costos de mantenimiento, el dinero virtual ofrece beneficios y desafíos. ¿Cómo afectará a…
El dinero virtual es un tema fascinante y en constante evolución. Con la aparición de las criptomonedas y las transacciones digitales en todo el mundo, es sustancial reflexionar sobre los cambios que este nuevo paradigma traerá.
Desde la descentralización hasta los bajos costos de mantenimiento, el dinero virtual ofrece beneficios y desafíos. ¿Cómo afectará a la economía mundial? ¿Cuáles serán las consecuencias para los modelos de negocio actuales? Si quieres conocer más, ¡sigue leyendo!
El dinero virtual es una forma de moneda digital que se usa para transacciones financieras. Puede clasificarse en tres grupos:
· Monedas fiduciarias. Se emiten por un banco central y se respaldan con un activo subyacente, como el oro.
· Monedas criptográficas. Se emiten por usuarios y no se basan en un activo subyacente. No existen en forma tangible y son descentralizadas.
· Tokens de seguridad. Son tokens criptográficos respaldados por un activo real, como una acción de una empresa.
Desde hace años, las personas acceden y disponen de sus fondos en cualquier moneda fiduciaria o fiat a través de canales digitales. Hoy, los bancos ofrecen plataformas digitales para hacer pagos, solicitar préstamos y mover el dinero desde cualquier lugar, simplemente con un móvil e Internet.
Es innegable que ha tenido un gran impacto en el mundo. Las plataformas digitales permiten nuevos modelos de negocios y el crecimiento de servicios en línea. Por su parte, los gobiernos también están interesados en este por su bajo costo de mantenimiento y su facilidad de uso.
Por ejemplo, Suecia reemplazó los cheques hace más de una década por pagos electrónicos. Incluso, la mitad de sus bancos ya no aceptan depósitos en efectivo y están eliminando sus cajeros automáticos. Así pues, billetes y monedas representan sólo el 2% del dinero en su economía, mientras que es el 7.7% en la de Estados Unidos y el 10% en los países europeos.
En EE. UU., los bancos virtuales cobran una comisión de 0.25% por año, menos que el 1% de los bancos físicos. Estos bancos operados por robots-asesores financieros crecen aceleradamente. Las transacciones digitales han tenido un gran impacto. Y esto es solo el comienzo.
Pues bien, las criptos tienen diversos usos. Muchas poseen sus propias aplicaciones y se usan en juegos, contratos inteligentes y en la blockchain. Además, permiten transacciones sin intermediarios, lo que reduce costos y tiempo. Por otro lado, su naturaleza descentralizada resulta en una mayor seguridad y privacidad.
La tercera generación de criptomonedas posee mayor escalabilidad, con la adopción del blockchain de segunda capa y el protocolo de red Lightning que mejoran su velocidad y eficiencia. Además, tiene un mayor enfoque en la privacidad, con monedas que requieren anonimato, así como el uso de tecnologías como la firma de anillo.
Al mismo tiempo, muchos tokens aparecieron con Ethereum ofreciendo un sinfín de posibilidades. Mientras que, para afrontar la volatilidad, aparecen las stablecoins que son criptos que fijan su valor a alguna referencia externa, como una moneda fiduciaria o el oro, para estabilizar su precio.
Como hemos visto, muchos gobiernos trabajan para regular el dinero digital. Algunos lo han legalizado, otros permiten su circulación y otros lo prohíben. Los gobiernos se interesan en las criptos por su seguridad y transparencia y que también les ofrecen una forma de recaudar impuestos y controlar el flujo de dinero.
Igualmente, el uso de blockchain para rastrear la propiedad y el flujo de fondos les permite prevenir el lavado de dinero. Por otro lado, existe el temor de que, mientras no se regule, sus transacciones escondan actividades delictivas o fraudulentas. Lo cierto es que los gobiernos tratan de comprender bien los riesgos y beneficios antes de tomar una decisión sobre su legalización.
Muchos países buscan desarrollar sus propias monedas virtuales, lo que incluye el desarrollo de infraestructuras para el comercio electrónico, el establecimiento de marcos regulatorios y el uso de blockchain. Algunos incluso trabajan en la creación de su propia stablecoin.
Así pues, China hace pruebas de una moneda digital con su banco central como único emisor. Por su parte, la Reserva Federal de Estados Unidos y otros países están pensando emitir una moneda digital respaldada por el dólar. Con ello aumentaría la velocidad de los pagos transfronterizos entre bancos y se reduciría los costos transaccionales.
Para los países latinos la medida puede ser aún más beneficiosa. Su implementación combatiría el lavado de dinero, la corrupción y otros delitos financieros. Así mismo, mejoraría los procesos de inversión e impulsaría la innovación financiera, contribuyendo a un mayor desarrollo.